A veces me sonríe desde la cumbre del cielo, cuando ya es muy tarde para que yo siga en vigilia. En las noches de verano cuando se detiene en el tiempo entre los ensordecedores silencios y los grillos chillones, me hace companía para auyentar mis propias sombras.
Aveces se alza enorme y naranja entre las copas de los pinos en el horizonte y poco a poco va disminuyendo su tamaño a la vez que palidece mientras asciende pacífica...
... Esta madrugada el cielo está nublado, no se ve ninguna estrella, casi no la percibo, pero se que está ahí, como mi alma azul, como mi angel de la guarda. Por eso siempre le dedico unas palabras... y muchos silencios. Porque se que siempre está ahí para mí.
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